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SUSCRIBITEEste 2014 traerá muchos desafíos técnicos para los veterinarios. Es probable que si persiste una paulatina devaluación de nuestra moneda, la soja siga subiendo de precio, situación que nos obliga a los profesionales a mirar cada vez más las regiones que no tienen utilidad desde la visión agrícola -en las cuales no se puede ingresar con maquinaria- pero de las cuales sí podemos extraer celulosa y biomasa para hacer carne vacuna o de búfalo.
Además, el saber que el ganadero no es formador de precios nos llevará a ser eficientes al plasmar planteos técnicos, ya que si no podemos determinar el valor de lo que se vende, debemos cuidar los costos.
La formación de costos en la producción de carne es nuestra responsabilidad.
Por otra parte, no debemos culpar a las áreas marginales por su falta de producción, ya que como técnicos debemos controlar los perfiles minerales para que no existan carencias en los rodeos y fomentar los controles de parásitos, ya que estamos sometiendo a pastorear zonas donde los mismos están adaptados y han adquirido resistencia. Salvando estas precauciones, podemos tener una ganadería competitiva y de bajo costo, para lo cual hay que analizar las variables generales a manejar, como -y fundamentalmente este año- el impacto de los combustibles, como insumos.
Aquí recobran importancia las notas anteriores en las que insistíamos en utilizar todo lo que se pueda la celulosa y pastizales naturales que brindan los lotes no agrícolas y aprovechar la zona natural del Delta, para hacer carne.
Ultimamente y a nivel general, quienes sostienen a los animales en los feedlots argentinos han sido carniceros y matarifes.
Además, no podemos perder de vista que -a nivel nacional- no se ha incrementado significativamente ni la cantidad de vientres, los porcentajes de preñez, ni el promedio de la cantidad de terneros logrados al año, respecto de los últimos 30 años.
Por otra parte y para sostener un consumo de un millón de gordos mensuales (sólo de consumo interno), se necesita de forma permanente tener encerrados cuatro millones de terneros en feedlot. Por ende, el mercado de animales de invernada se ha tornado muy firme, ya que el carnicero que abastece la demanda de carne no cuenta ni con campo ni con vacas de cría; dependen del abastecimiento del productor para sostener esa hacienda encerrada.
Además y desde hace algunos años, la invernada vale más que el gordo y muchas veces «la pesada» es adquirida a precio de gordo para no comprar hacienda más liviana a mayor precio, ahorrando grano en el engorde. Es decir que el productor encuentra un mercado para la invernada (animal sin terminar) y otros actores, un mercado para comprar esa categoría a menor valor.
Muchas veces ese precio le sirve al ganadero porque la invernada pesada -que la paga menos el feedlotero- nunca tiene un precio inferior que el promedio de esa categoría terminada en Liniers y si se consigue eso, es factible evitar darle grano a la hacienda para mandarla a faena como gorda. Es decir que el mismo precio buscado es conseguido como invernada a pasto: no se forma precio, pero tampoco costo, ya que se produce en lotes no agrícolas.
Evaluemos entonces qué pasa con ese productor de zona marginal que, a pasto, sólo puede meter kilos de recría y vender a precio de invernada, pero que en sus costos sólo incorpora el de un completo plan sanitario, el del veterinario asesor y un recorredor (el pasto se come o se pierde).
Varios clientes me encargaron recalcular los consumos de gas oil en un feedlot casero, con terneros propios. Si cada tractor consume 140 gramos por HP por hora, uno de 70 HP insume 140 gramos de gas oil x 70 HP. Es decir, 9.8 litros por hora.
Si el costo de gas oil -incluyendo flete al campo- es cercano a $10 el litro, ese tractor -en 8 horas- habrá requerido un tanque de 80 litros. En resumen: un feedlot que utiliza dos pequeños tractores durante ese tiempo requiere (solamente entre gas oil, lubricantes y mantenimiento) casi $2.000 por día: unos $600 mil al año.
Es evidente el impacto de los costos de gas oil proyectados para algunos feedlot.
Claro que este comentario no se refiere a que un contratista siembra y cobra por sembrar, sino a tener cuidado cuando se gasta en combustible por kilo de carne neto producido. Es decir que para producir el mismo producto que hace 2000 años (la carne), necesitamos ajustar la forma en que trabajamos. Debemos poder transformar cada milímetro de agua caído en lotes no agrícolas para transformarlo en celulosa disponible para que los bovinos existentes produzcan carne.
Es realmente factible lograr negocios económicamente rentables, para lo cual sin dudas es imprescindible el correcto manejo de las estrategias. Si bien pareciera complejo llevar adelante proyectos de este estilo (con el mínimo de maquinaria, personal y movimiento de animales entre lotes de pasto), sin dudas que son los modelos más rentables en el mediano plazo.