Ya que los carbohidratos se vuelven cada vez más importantes como combustible para el ejercicio muscular conforme la intensidad del mismo aumenta y debido a que la cantidad de carbohidratos almacenados en el cuerpo es limitada, la reducción de glucógeno muscular y hepático puede ser un factor que limite la capacidad de desempeño en eventos caracterizados por niveles altos de gasto de energía durante períodos prolongados.
En este sentido, la carga de carbohidratos (también llamada carga de glucógeno y supercompensación de glucógeno) es una técnica dietética diseñada para promover un aumento significativo en el contenido de glucógeno en el hígado y en los músculos en un intento por retrasar la presentación de fatiga.
Generalmente, se emplea durante 3 a 7 días en preparación para competencias atléticas mayores.
Se ha recomendado que, a caballos que realizan ejercicio sub máximo, se les suministre una alimentación rica en glucógenodos horas antes de empezar la prueba y que esto se repita cada dos horas. Cuando se les suplementa con carbohidratos, tardan desde una hora y media a dos en llegar a los niveles más altos de glucosa en sangre.
No obstante, si son alimentados con una comida basada en grano, cargada con carbohidratos, se podría inducir una hipoglucemia con el consiguiente riesgo de falta de rendimiento.
Esta respuesta del cuerpo se debe a que la insulina conduce a la glucosa dentro de las células, haciéndola menos disponible en sangre circulante y en los tejidos. Hay que procurar no exceder la carga de carbohidratos, ya que un incremento excesivo del glucógeno en el cuerpo puede aumentar el riesgo de sufrir laminitis.
En la práctica, y para aumentar la energía de una ración -sin caer en los riesgos anteriormente descritos-, se utiliza la suplementación con aceites de origen vegetal, que es realziada de forma progresiva en los periodos que preceden a la temporada de competición.
En el caso particular del uso de aceites de chía -ricos en Omega 3-, se recomienda comenzar con la administración de 150 ml repartidos en las tres raciones diarias, hasta llegar a la administración de 400ml diarios (máximo 600), dependiendo de la tolerancia del animal.
Este tipo de alimentación debe iniciarse unos dos meses previos a la competición y suprimirse dos días antes. De esta forma, se fuerza un mayor predominio del metabolismo lipídico en contraposición al metabolismo glucídico, y se logra una menor producción de lactato y menor depleción de glicógeno, ambos factores implicados en la aparición de fatiga muscular.
Durante la recuperación, la mejor estrategia para reponer energía es alimentar al caballo con una dieta alta en fibra.
L – Carnitina
Se trata de una sustancia que se suministra en los caballos para promover su rendimiento y que tiene un bajo peso molecular. Encontrada en tejidos de planta y animales, se la ha encuadrado -de forma incorrecta- como aminoácido. Se halla en la membrana de la mitocondria y es la responsable de que este organelo capte los ácidos grasos libres y metabolice las grasas durante el ejercicio sub máximo.
Un trabajo reciente presentado en la Sexta Conferencia Internacional de Fisiología del Ejercicio celebrada en Kentucky (Estados Unidos) demuestra que una suplementación continua de L-Carnitina (razón de 10 gr/día durante 10 semanas) aumenta la proporción de fibras tipo IIA, así como el contenido de glucógeno muscular, efectos que son considerados como favorecedores del metabolismo aeróbico.