Hace algunos años y en un reportaje periodístico sobre su vida y obra, Mario Benedetti acuñó una frase emblemática: «Ahora que tenía todas las respuestas… me cambiaron las preguntas». Más allá del entorno y la temática del reportaje en el que la expresó, el escritor uruguayo resumió uno de los dramas existenciales que enfrentamos las personas en determinado momento de nuestras vidas.
La historia puede ayudarnos a observar que esto ha sido una constante y que la evolución cultural se originó en la necesidad de dar nuevas respuestas a situaciones que hasta un momento determinado no eran cuestionadas.
Aunque pueda parecernos ambiciosamente filosófico el análisis, debemos considerar que las cosmovisiones de cada época o edad determinaron el rumbo que las sociedades siguieron en la construcción del futuro.
Si en un momento la clave fue la visión trascedente de lo humano, en otra lo fue el humanismo; y luego, la relación de las personas con la ciencia y con la técnica.
Todas las épocas presentaron una situación de crisis y la necesidad de construir nuevas respuestas. Por cierto, esta construcción siempre fue el desafío de la clase dirigente. Y lo es también en este presente.
En este sentido, adquiere relevancia revisar la cosmovisión de las nuevas generaciones: su visión de la vida, del éxito, del futuro, de los valores y de sí mismos. Este análisis nos dará una pista de qué tipo de «otros» son los que forman parte de las instituciones y descubriremos que son distintos…. y que «no- sotros» también lo somos para «ellos».
«Tal vez debamos revisar nuestro modelo de construcción de autoridad y contemplar que puede resultar más útil acompañar y guiar que exigir».
En un intento de aproximación, tal vez éste sea un eje para el trabajo de los dirigentes del presente: ¿De qué manera podemos resolver el dilema «Nosotros – Ellos»? Es cierto que las nuevas generaciones han extendido su adolescencia.
Y eso significa que adolecen, es decir que son carentes de…, entre otras cosas cierta conciencia de realidad, de que tanto los sistemas, los procesos, los servicios y las instituciones que los contienen requieren de personas que se ocupen de dirigirlas y gestionarlas; y que quienes hoy realizan esas funciones, no serán eternos. De hecho, tampoco sería beneficioso que lo fueran.
Asimismo, debemos tener en claro que tener una buena relación con la tecnología no es la solución para todo.
Es necesaria y conveniente para «ellos» la posibilidad de involucrarse en los temas, para lo cual deberán ofrecer su compromiso y dedicación. En el sector de las asociaciones profesionales esta realidad es urgente. Está en juego la sustentabilidad de las mismas.
¿Y nosotros?
Si revisamos nuestro sistema de creencias o modelo mental, veremos que el mismo se basó -en gran medida- en la exigencia. Nos exigimos para alcanzar logros, para ser «mejores», y ser reconocidos.
En esta funcionalidad ganamos nuestra autoridad ante nosotros mismos y los demás. Durante años funcionamos así y estuvimos cómodos: nos sirvió.
La pregunta es: ¿nos sirve hoy esta modalidad en nuestro rol de dirigentes?
Exigir la comprensión, el compromiso y el cambio no aparece como la mejor herramienta frente a esta modalidad adolescente descripta.
Tal vez debamos revisar nuestro modelo de construcción de autoridad y contemplar que puede resultar más útil acompañar y guiar que exigir.
También será necesario analizar cómo funciona la comunicación interpersonal en este presente y adaptar con la mayor flexibilidad posible los códigos existentes.
Las asociaciones profesionales enfrentan de ahora en más el objetivo de alcanzar la sustentabilidad en el tiempo y sus clases dirigentes la necesidad de separar el gobierno de las mismas del control de su gestión.
La integración entre generaciones aparece como el objetivo central para resolver el diálogo «Nosotros – Ellos» y es la misión de las clases dirigentes del presente en nuestro país.
En ella se juega la experiencia y el desafío de seguir modelándose en la vida pero por sobre todo, el futuro de nuestras instituciones.
* Carlos Novello es Lic. en Ciencias Políticas (consultorías estratégicas para asociaciones profesionales). Por su parte, el Dr. Horacio Mezzadra es presidente del Colegio de Médicos Veterinarios de Santa Fe 2° Circunscripción).