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Por el Dr. Rodolfo Acerbi Docente de la Facultad de Ciencias Veterinarias de Tandil |
Las tradiciones de los pueblos o comunidades son un bien cultural que se «heredan» de generación en generación. Comidas, indumentarias y bailes enriquecen a sus miembros en honor a sus antepasados. En el ámbito del quehacer de nuestro campo, podemos identificar a la yerra dentro de este acerbo cultural.
Wilfredo Latham la describe minuciosamente: «La marcación o hierra del ganado es un gran tiempo: los mayordomos y capataces de las estancias vecinas, reciben aviso para que vengan, si quieren, a apartar los animales de la marca de sus patrones, que podrían haberse descarriado o mezclado. Los peones están montados en sus magníficos caballos; el ganado es arreado a los corrales de la estancia, y hay hecha una gran fogata de huesos de vaca donde se calientan las marcas. Se examinan las cinchas y recados, se arreglan, si no están muy bien, lo que es muy importante, pues sobre la cincha y recado pesa la fuerza del trabajo. Los lazos, ya preparados, están en la mano. El grupo es pintoresco. El ganado en los corrales, las grandes fogatas afuera, la densa humareda rodando ondulante por la llanura, los grupos de muchachos y hombres junto al fuego, los fogoneros y los marcadores medio envueltos entre el humo, y en perpetua alerta para trepar los postes del corral en caso de peligro; y, para completar el cuadro, veinticinco o treinta jinetes, desnudos de todo superfluo emperejilamiento, con pañuelos de colores atados fuertemente en la cabeza, muchas y brillantes camisas, chiripaes de todos colores, punzó, azul, verde y blanco, y los mayordomos y capataces contemplando las faenas, distinguiéndose por el hermoso jaez de sus caballos y sus enormes espuelas de plata».
Todos los que abrazamos esta hermosa profesión de médico veterinario hemos participado activamente de una u otra manera en las mismas.
En nuestras columnas hemos ido describiendo el comportamiento y el sentir del ganado bovino con el fin de comprender la forma más apropiada y efectiva de tratarlo tanto a campo (arreos) como el manejo dentro del complejo de los corrales para evitar golpes y recuerdos nefastos a futuro.
Sabemos que los golpes arruinarán a los músculos y producirán dolor intenso, provocando que los niveles de cortisol suban a su máximo nivel, induciendo inmunodeficiencia. En caso de que en la misma oportunidad de la yerra, se los vacune, dicho biológico no actuará debidamente, por la disminución de la actividad en la «maquinaria» encargada de producir las defensas. Los golpes -a su vez- generan la mejor oportunidad para toda la flora clostridial, que está siempre presente aguardando por la oportunidad de poder expresarse con su máxima potencia. Me refiero a la mancha y a la gangrena.
En relación a los recuerdos, sabemos que el ganado retendrá por mucho tiempo (se estima hasta tres años) que cada vez que se lo lleve a «ese» lugar sufrirá dolor y esto desencadenará complicaciones en el manejo.
En la yerra se ejecutan muchas tareas por «diversión» como montar a los terneros, pialar sin necesidad, establecer un clima permanente de alboroto en el corral como manifestación de festejos, etc, que generarán un clima de pánico absoluto en los animales, el cual quedará en su memoria.
Recordemos que hoy un ternero tiene un valor económico muy alto, que es nuestro patrimonio de futuro y que, como en el ámbito del tambo, se pueden realizar esas tareas culturales sin generar estas acciones improductivas. Pero, el sentido más importante, que debe hacer reflexionar a las empresas pecuarias, es la de prevenir o erradicar los potenciales accidentes laborales que devienen de dicha actividad (incidentes). Un accidente que puede ser evitado, no es accidente.
Trabajar bien durante la yerra significa respeto por las buenas prácticas en pos de la seguridad del personal y del bienestar animal, estableciendo en los mismos recuerdos positivos en su memoria. Errar en la yerra por tradición cultural es desvalorizar nuestro valioso capital.
Nace el Colegio Europeo de Bienestar Animal |
Según informaran medios internacionales, el Comité Europeo de Especialización Veterinaria aprobó recientemente la ampliación del antiguo Colegio Europeo de Medicina del Comportamiento de Animales de Compañía (ECVBM-CA) con la subespecialidad de Bienestar Animal, Ética y Legislación. De este modo, la denominación actual del organismo es: Colegio Europeo de Bienestar Animal y Medicina del Comportamiento (ECAWBM). Durante los próximos cinco años, esta entidad aceptará diplomados de facto, es decir, no será necesario que pasen un periodo de residencia ni un examen de acceso. Los criterios de aceptación en el colegio serán, entre otros, acreditar al menos siete años de experiencia profesional en la especialidad, con al menos el 60% del tiempo de trabajo dedicado a bienestar animal, ética o legislación. David Morton, David Main y Siobhan Mullan (Reino Unido) y Xavier Manteca (España) son los diplomados fundadores de la entidad. El colegio publicará la información que se vaya generando en su sitio web: www.awsel.eu. Una muy buena iniciativa, ¿factible de ser replicada en Sudamérica?… |