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LA IMPORTANCIA DE REALIZAR UN BUEN DIAGNÓSTICO

¿Qué pasa con la Trypanosomiasis?

En las vacas lecheras de Santa Fe se produjeron mortandades que variaron entre el 5 y 8% sobre el total de adultos existentes. En algunos casos, ocurrió a pesar de habérselos tratado específicamente.

1 de abril de 2018 - 00:19

 

La trypanosomiasis es una enfermedad que afecta a los humanos y a los animales, causada por protozoos del género Trypanosoma. Estos parásitos requieren de insectos hematófagos para su transmisión, con la única excepción del Trypanosoma epuiperdum causante en los equinos de una enfermedad de transmisión sexual, conocida como durina.
En Argentina el T. vivax fue reconocido por primera vez a fines del 2006 en la provincia de Formosa, por ocasionar muertes en bovinos y búfalos. Desde entonces, las posibilidades de dispersión a otras provincias y regiones está presente debido a la existencia en casi todo el territorio nacional de los vectores mencionados y por los movimientos constantes de entre provincias.

Síntomas clínicos
El período de incubación del T. vivax es variable, de los 9 a los 60 días, de acuerdo a la virulencia de la cepa y a la susceptibilidad de los animales.
En las vacas lecheras de nuestra zona, los signos predominantes fueron: abortos, marcada disminución de la producción láctea, temperatura corporal por encima de 39,5°, anemia, leve ictericia, diarrea, debilidad, pérdida de la condición corporal (CC), edema de papada, irritabilidad, queratitis. La muerte de animales varió entre el 5 y 8% sobre el total de adultos existentes y en algunos casos, a pesar de habérselos tratado específicamente.
Las pérdidas habrían sido menores si se hubiera realizado el diagnóstico de la enfermedad en forma temprana, pero dada la sintomatología presente se confundió inicialmente con Anaplasmosis bovina, otra enfermedad de curso agudo y anemizante, presente en nuestros rodeos desde hace años y transmitida por los mismos vectores.
Algunas vacas que recibieron tratamiento específico pueden volver a presentar signos de enfermedad a las pocas semanas, especialmente en los animales que están estresados, mal alimentados o con enfermedades intercurrentes.
Esta forma crónica de la enfermedad se caracteriza por bajo recuento de leucocitos en sangre, lo cual se traduce en un estado de inmunosupresión que los hace más susceptibles a otras enfermedades.
Son vacas que generalmente abortaron o están vacías, presentan baja CC, escasa producción láctea o se secan y terminan siendo descartadas del rodeo por lo incierto de su recuperación productiva.

Diagnóstico
La visualización del parásito en extendidos de sangre es la más accesible forma de diagnosticar esta parasitosis. También sirve para descartar o corroborar la existencia de otra enfermedad anemizante, como anaplasmosis. No hay disponible por el momento en Argentina una técnica serológica que permita detectar a los animales infectados asintomáticos o portadores.

Tratamiento
Una vez producido el diagnóstico por visualización del T. vivax en frotis de sangre, se debe aplicar el tratamiento específico a todos los animales con signos clínicos.
La única droga disponible en Argentina es el aceturato de diminazene y la dosis indicada varía entre 3,5 a 7 mg x kilo, intramuscular. Su uso en tratamientos masivos en los rodeos con un brote produce una disminución de los casos agudos, pero como es de rápida metabolización y excreción, el tratamiento no tiene valor profiláctico ni efecto esterilizante.
Hay que considerar que la leche de vacas tratadas con diminazene requiere un descarte de tres días y debe evitarse el consumo de carne de los animales tratados por un lapso de 21-35 días post administración.

Control
El personal de tambo debe estar alerta ante la aparición de animales con signos clínicos de la enfermedad, especialmente vigilar los descensos de producción láctea y la temperatura corporal (utilizando un termómetro clínico).
Se recomienda aplicar medidas de control sobre la población de los transmisores naturales como la mosca brava.
Para este insecto hay que evitar la acumulación de materia orgánica como forrajes, pastos, alimentos en descomposición, materia fecal, ya que es allí donde se produce el ciclo de cría de este insecto.
Carecen de efectividad las caravanas y productos aplicados sobre el animal para repeler a la mosca de los cuernos.
Existe otra droga, el clorhidrato de Isometamidium, cuya actividad profiláctica es de 2-3 meses y permitiría sobrellevar la época de mayor presencia de vectores naturales, evitando la ocurrencia de reinfecciones y asegurando la no difusión a otros establecimientos cercanos.
Sin embargo, esta droga no está incorporada al vademécum veterinario argentino. Su incorporación debería evaluarse también por la presencia de residuos que aparecen en leche y carne de los animales tratados.

Fuente: Grupo de Sanidad Animal del INTA Rafaela.

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