lunes 18 de marzo de 2024

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TRAS LOS BROTES DENUNCIADOS EN BRASIL Y URUGUAY

¿Qué hay que saber sobre la Lengua Azul?

Las exigencias para los ganaderos están asociadas a los productos y subproductos bovinos para exportación. Al ser una enfermedad de denuncia obligatoria, en cualquier caso, se debe comunicar al Senasa.

 

La Lengua azul (LA) es una enfermedad infecciosa que afecta rumiantes y camélidos, domésticos y salvajes. Es transmitida entre los hospedantes por insectos hematófagos del género Culicoides sp, comúnmente conocidos como jejenes. Las pérdidas que causa son directas e indirectas, sea por muerte, abortos, pérdida de productividad y también, por las fuertes restricciones comerciales asociadas, impuestas por países libres para la importación de rumiantes y sus productos y subproductos. Por ejemplo, la exportación de semen bovino requiere la certificación de la ausencia del Virus de Lengua Azul (VLA). La enfermedad es clasifica dentro de las enfermedades de declaración obligatoria a nuestro Senasa y, por supuesto, a la (OIE).

Alcance y efectos
Todas las especies de rumiantes pueden infectarse con el VLA pero solo ciertas razas de ovejas y ciervos desarrollan signos clínicos de la enfermedad, dependiendo del serotipo viral.
En relación a las pérdidas directas, las incursiones ocurridas en Europa en los últimos años constituyen un claro ejemplo. Se estima que desde su aparición en 1998 en aquel Continente, VLA ha causado la muerte de más de dos millones de ovinos. Por otro lado, como consecuencia de la mortalidad, morbilidad y más aún de las restricciones asociadas a la aparición o detección del virus, en Estados Unidos se estiman pérdidas anuales que rondan los US$ 125 millones. Dada su distribución, restricciones asociadas y pérdidas, la Lengua Azul fue declarada como una de las enfermedades posiblemente más importantes del siglo XXI.
En Argentina no se han reportado casos con sinología clínica ni en bovinos ni en ovejas, pero se ha detectado serología positiva desde 1996. El último muestreo realizado fue durante los años 2004 y 2008 en el cual se reportaron prevalencias de hasta 40,7% en ganado bovino y 95% en ganado ovino en Misiones. Desde entonces, la presencia del virus fue reportada mediante hallazgos casuales.
Casi 10 años después, se volvió a aislar el virus en la misma zona geográfica, aunque de forma casual, ya que no se dio en el marco de un estudio específico.
En este caso, fue a partir de muestras de rutinas que llegan al servicio de diagnóstico del Instituto, al detectarse un animal con serología positiva reciente. Es decir, con anticuerpos contra el virus. Dado que en nuestro país no se vacuna contra la Lengua Azul, la presencia de anticuerpos es indicativa que el animal al menos estuvo infectado con el virus.

Una presencia creciente
La enfermedad ha evolucionado desde una forma exótica, con su origen en África, restringida en el pasado a regiones de clima cálido, a una ampliamente distribuida con la potencialidad de convertirse en endémica en áreas de clima templado. El VLA existe en una amplia franja que incluye regiones entre las latitudes 40°N y 35°S (quedando la Argentina incluida desde la frontera norte hasta la mitad de Buenos Aires, norte de La Pampa y sur de Mendoza). Por ello, el país puede ser considerado “zona de incursión aleatoria”. No obstante, los arbovirus como el VLA son sensibles a los cambios climáticos y esto se convierte en un factor clave en la expansión de las fronteras conocidas. La dinámica de la enfermedad en el hemisferio norte y su expansión a límites inimaginados son prueba de ello.
En Sudamérica, el VLA ha sido detectado por técnicas serológicas en casi todos los países, pero ha sido aislado únicamente en Argentina, Brasil y Ecuador.
En junio de 2013 se produjo un brote de VLA4 en Vassouras, estado de Rio de Janeiro en un rebaño de 99 ovinos de raza Lacaune. Muy recientemente ha sido reportado en las regiones andinas y amazónicas de Ecuador una alta seroprevalencia y el aislamiento de VLA serotipos 9, 13 y 18.

Presente y futuro en el país
En Argentina no se han reportado brotes de Lengua Azul y no se vacuna contra dicha enfermedad. Las exigencias para el productor están asociadas a los productos y subproductos bovinos para exportación. Si en algún caso, los ganaderos desean conocer el estatus sanitario de sus animales, se recomienda hacer controles serológicos para evidenciar la presencia de anticuerpos contra el VLA. Pero, ante la sospecha de signos clínicos compatibles con la enfermedad, se debe comunicar inmediatamente al Senasa. Nuestra próxima tarea es investigar si la frontera de detección del virus se ha extendido. Todos los virus aislados en nuestro país pertenecen al mismo serotipo (VLA4). En caso de hallar nuevos aislamientos del VLA debemos analizar si se trata de la incursión de un nuevo serotipo.

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