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PRESENTE Y FUTURO DE UNA COMPAÑÍA CENTENARIA

“En este nuevo contexto, vamos a recurrir al financiamiento bursátil”

Lo adelantó Nicolás Balestrini, miembro de la cuarta generación que lidera el Instituto Rosenbusch, único laboratorio veterinario local que cotiza en la Bolsa porteña. ¿Cuáles son los planes a futuro?
Motivar | Facundo Sonatti
Por Facundo Sonatti 1 de noviembre de 2017 - 00:25
Balestrini. “Invertimos $25 millones”. Balestrini. “Invertimos $25 millones”.

La evolución del valor del Brent, en Londres, puede repercutir en la valuación del Instituto Rosenbusch, listado en la Bolsa porteña.
Aunque ese hecho parezca incongruente, ser una empresa con oferta pública significa estar expuesto a las expectativas de los inversores. De hecho, el avance del precio de un barril de crudo puede anticipar el crecimiento en los volúmenes de venta de la línea de salud ambiental de la firma argentina. Esto sucede porque el laboratorio local llega a generar un 20% de sus ingresos con las exportaciones de bioherbicidas a países petroleros de África, los cuales buscan combatir plagas como la fiebre amarilla. Al tener mayores ingresos por la renta hidrocarburifera, suelen invertir más en combatirlas.
Hoy, el Instituto Rosenbusch pertenece a la familia Balestrini (70%), un socio neozelandés (10%), y el resto flota en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires desde hace 57 años.

ALGUNOS NUMEROS Y CONCEPTOS DE LA EMPRESA

Instituto Rosenbusch es una organización con 200 empleados, repartidos en cuatro países, que factura más de US$ 10 millones cada año. Entre sus bases fundacionales, desde la perspectiva del Dr. Francisco Rosenbusch hasta el presente en manos de los hermanos Balestrini, la compañía supo poner al bien común en primer lugar a partir del desarrollo de mejoras y soluciones más allá de los fines propios de la típica empresa capitalista que se conoce habitualmente.
Hoy tiene distintas líneas de acción, como grandes y pequeños animales, sanidad ambiental, exportaciones de carne con marca y consultoría en materia de energía.

Es el único laboratorio con oferta pública del país y su derrotero en el mercado bursátil está plagado de idas y vueltas, razón por la cual MOTIVAR visitó a Nicolás Balestrini, gerente general y miembro de la cuarta generación de la familia fundadora, con el fin de repasar los pormenores de esta característica distintiva y los planes a futuro de la firma.

MOTIVAR: ¿Qué significa hoy ser una empresa cotizante?
Nicolás Balestrini: Todo aquello que exija un orden termina siendo positivo, aunque en principio pueda parecer un costo; desde normas específicas, como las ISO y hasta las normativas del Senasa cumplen esa función.
Con la Bolsa ocurre algo parecido, ya que nos exige presentar balances, no solo de nuestra operación en Argentina, sino también de las filiales con las que contamos en Uruguay, Paraguay y Brasil, de manera trimestral.
Entre los puntos a favor está la visibilidad y llegada a empresas del exterior.
Nos miran con otros ojos, porque más allá que la Argentina está muy bien vista desde el aspecto biotecnológico, en todo lo que tiene que ver con gestión, no sucede lo mismo. Se trata de aportar seriedad, respaldada también en los números.

¿Y qué contratiempos puede generarles?
NB: En el período anterior, el volumen negociado en el mercado bursátil fue muy bajo y nosotros no hicimos ningún tipo de acción; no emitimos nuevas acciones, ni obligaciones negociables (ON).
De hecho, en nuestra última gran inversión durante ese período, recurrimos a los créditos a tasas subsidiadas que las entidades bancarias estaban obligadas a destinar a proyectos productivos.
Así, invertimos al menos $25 millones en dos nuevas naves industriales en Avellaneda (Buenos Aires) y un 80% de ese monto se financió con créditos bancarios a cinco años; eran tasas más convenientes que lo que podíamos obtener en el mercado bursátil.

¿Por qué decidieron transformarse en una empresa con oferta pública?
NB: El ingreso se dio a partir de una filosofía de los directores de aquel momento (Francisco y Carlos Rosenbusch) que buscaban socializar y cedieron a proveedores, empleados y productores agropecuarios el 50% del paquete accionario.
Esto se dio entre otras cuestiones porque Francisco no creía demasiado en la herencia. Es decir, no quería ceder el 100% de la empresa a sus hijos.
Al debutar en la Bolsa porteña, los clientes (algunos de los cuales pasaron a ser accionistas) creían que ellos buscarían beneficiar a la compañía utilizando productos de la misma.
Con el paso de los años, algunos productores vendieron sus acciones y dieron lugar al ingreso de inversores con un perfil más especulativo.
Rosenbusch no es una empresa capitalista tradicional; ya lo dicen nuestros estatutos: buscamos elaborar productos destinados a los animales pero esperando beneficiar a la humanidad toda.
Así, tenemos productos con los cuales trabajamos en la erradicación en enfermedades como la rabia, Newcastle en aves, peste porcina, aftosa en bovinos, etc.

¿Participar de la Bolsa es una buena opción?
El Mercado de Capitales y la Bolsa de Comercio de Buenos Aires en sí ofrecen muy buenas opciones para el financiamiento de proyectos y expansiones.
Tiene reglas claras y da buenas y distintas posibilidades de financiamiento para empresas que quieran crecer.
A partir de diciembre de 2015, la acción del Instituto Rosenbusch, listada con la sigla ROSE, experimentó una importante suba desde los $4 hasta un pico de $8,18, en septiembre de 2016.
A su vez, en los últimos cinco años, la acción quintuplicó su valor en pesos y actualmente, cotiza en torno a los $7, con una valuación total de mercado superior a los $300 millones.
La Bolsa porteña cuenta con pocas empresas y un volumen de negocios pequeño.
Sin embargo, desde la asunción de (Mauricio) Macri y a partir del cambio de expectativas, hubo un movimiento más importante y eso repercutió también en la valuación de nuestra compañía. A su vez, en la última década, incrementamos nuestra participación, como sociedad controlante, del 54 al 70%, pero sin grandes anuncios, ni emisiones de deuda.

¿Llegó el momento de volver a recurrir al mercado?
NB: Ahora, con el nuevo contexto, estamos evaluando emitir una ON a inicios del próximo año aunque no podemos revelar el monto. La empresa está en un punto de inflexión, volviendo a crecer y podemos reactivar ciertos proyectos para los cuales necesitamos financiamiento, más allá de los recursos propios para no ralentizar nuestra expansión.

¿Qué planes tienen para los próximos años?
NB: El dinero será destinado a hacer las mejoras necesarias para abastecer los nuevos mercados a los que queremos llegar, como así también nuevas líneas que pensamos desarrollar.
Entre los nuevos proyectos está la reactivación de la carne con marca registrada denominada Pampa Mía, a partir de un sistema de asociación con productores y frigoríficos, pero exportado por Rosenbusch. En la primera etapa de este negocio, entre 1999 y 2009, funcionó muy bien alcanzando US$ 30 millones en exportaciones. En este caso, no será solo una línea de productos Premium, sino pensamos llegar al cliente de una forma más exclusiva con el valor agregado argentino, saliendo de lo que meramente se conoce como commoditie.
En 2018, proyectamos de mínima envíos por U$S 500.000 y de avanzar según lo pronosticado, lograremos despachar carne por US$ 3 millones.
Ante el nuevo contexto, volvimos a impulsar la posibilidad de incrementar nuestra presencia internacional. La compañía tiene subsidiarias en Uruguay (con planta propia); Paraguay, con un socio en un tercio del paquete; y Brasil.
El desafío es hacer pie en el corredor andino, desde Chile hasta Colombia, pasando por Perú y Ecuador. Así como también, en México y países de Centroamérica.

¿Cuáles son los objetivos para el mercado interno?
NB: Ahora empezamos a recolectar los frutos de esas inversiones, porque la ganadería se está recuperando y creemos que el productor en la medida que observe una continuidad en la política sectorial va a invertir fuerte.
A su vez, asesoramos a productores para desarrollar biodigestores de la mano de socios especialistas en la materia, para establecimientos porcinos, lecheros o feedloteros. Del mismo modo, pensamos asesorarlos en la instalación de paneles solares y equipos eólicos, nunca instalación ni venta propia, pero si como consultores, aprovechando que Rosenbusch está presente en todo el país y creemos poder ayudar a los productores.

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