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FIEBRE AFTOSA

Vacunas basadas en subunidades proteicas y péptidos sintéticos Opinión

31 de marzo de 2016 - 23:32

Opinión

ZAMORANO IVANA SORIA1 Y PATRICIA INES ZAMORANO2
1. CONICET
2. INSTITUTO DE VIROLOGÍA DEL INTA Y LA UNIVERSIDAD DEL SALVADOR

La Fiebre Aftosa es una enfermedad altamente contagiosa que afecta a artiodáctilos (bovinos, porcinos, ovinos, caprinos y a más de 70 especies silvestres).
Vale decir que las grandes pérdidas económicas que genera esta problemática sanitaria son ocasionadas fundamentalmente por las restricciones sobre el comercio internacional y el control de los brotes.
Las vacunas comerciales contienen virus inactivado y son eficaces en inducir protección pero presentan ciertas desventajas: alto costo de producción en plantas de bioseguridad; riesgo de escape viral o de inactivación insuficiente; necesidad de cadena de frío para la estabilidad de la vacuna y un alto grado de purificación del antígeno viral.
Esto se debe a que no deben contener proteínas no estructurales que induzcan anticuerpos contra las mismas para que se logre distinguir animales vacunadas de animales infectados; entre otras.
Existen nuevas estrategias dirigidas a mejorar la inmunogenicidad y seguridad de las vacunas actuales: vacunas a virus vivo atenuado; génicas, basadas en vectores virales o en ARN; cápsides vacías, subunidades proteicas y péptidos.

Vacunas a subunidad y peptídicas

Subunidades proteicas: Inicialmente se consideró que la proteína VP1 podía ser la candidata, ya que la cápside viral incluye la prominente exposición de VP1 y la importancia inmunogénica del loop GH de la misma.
La VP1 fue expresada por Kupper y sus colaboradores (1981) en E. coli y utilizada como inmunógeno en animales hospedadores, lográndose proteger bovinos y porcinos vacunados contra el desafío con Virus de Fiebre Aftosa (VFA) infeccioso. Sin embargo, trabajos posteriores no lograron inducir inmunidad protectora en los animales vacunados.
Por su parte, la secuenciación nucleotídica de diferentes cepas del VFA mostró una variación en dos regiones de VP1: la zona del loop GH y el extremo C-terminar; ambas regiones corresponden a epítopes B.
Posteriormente se utilizaron estos péptidos como inmunógenos acoplados a proteínas carriers como hemocianina de lapa californiana (KLH) y demostraron que estas regiones inducían altos niveles de anticuerpos neutralizantes en cobayos, conejos y bovinos, pero solo se alcanzaba la protección contra el desafío de VFA en el modelo de cobayo.
Mas adelante, se modificaron los péptidos basados en VP1 con el fin de inducir una respuesta de Ac neutralizantes sin necesidad de acoplarlos a un carrier.
Francis y colaboradores (1987), en cobayos demostraron que los péptidos del loop GH de la VP1 logran inducir Anticuerpos neutralizantes y protectivos frente al desafío viral.

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Paralelamente, Surovoi y colaboradores (en el año 1981) sugirieron que péptidos de esta región no solo formarían epitopes B sino también epitopes T en el modelo de cobayo.
En el año 1988 se reporta que los péptidos son más efectivos, en términos de protección, cuando menos residuos aminoacídicos adicionales contengan.
Se demostró que un péptido de 80 residuos que abarca la región 134 – 213 de VP1, es menos efectivo que péptidos de 40 o 45 residuos que contienen secuencias CC – 200 – 213 – PPS – 141 – 158 – PCG o 134 – 160 – 196 – 213, respectivamente.
Cuando se evaluó la protección que confiere el péptido de 40 residuos para los serotipos O, A y C de VFA frente al desafío con virus homólogo y heterólogo, se vio que el péptido del serotipo C es el menos efectivo de los tres, y los péptidos de VFA A y O logran una protección homóloga y heteróloga.
El grupo liderado por el Dr. Mowat (1986) reportó, por primera y única vez, que un péptido lineal que abarca las regiones de VP1 (141 a 158 y 200 a 213 del serotipo O1Kaufbeuren) sintetizadas de manera colineal, induce Ac neutralizantes y protege a bovinos del desafío con VFA infeccioso.
Sin embargo, en trabajos donde se estudia estos péptidos en un mayor número de animales, se logra protección limitada y se genera un escape de mutantes virales resistentes a anticuerpos contra la región antigénica.

A tener en cuenta

Unos de los inconvenientes que podrían tener estas vacunas peptídicas es la falta de epítopes B discontinuos.
Estos sitios antigénicos representaban solo regiones continuas de la cápside del virus.
Sin embargo, existen epítopes B discontinuos que involucran distintas regiones de una proteína de la cápside o más de una proteína.
Otro inconveniente que presentan las vacunas peptídicas es que están diseñadas para contener principalmente epítopes B del VFA, y no tienen en cuenta la incorporación de epitopes para la respuesta de células T CD4+.
Se demostró que los péptidos utilizados como vacuna, deberían contener también epítopes T virales para obtener una efectiva respuesta neutralizante.
Estos epítopes deben ser reconocidos por las células T en el contexto de MHC-II representado frecuentemente en la población de hospedadores naturales (epítope inmunodominante).
Posteriormente, se concluyó que la respuesta T a la región 149-158 de VP1 era inmunodominante en bovinos, aunque este péptido no lograba primar a células T contra VFA.
Por otro lado, se identificó a otra secuencia de VP1, aminoácidos 21-40, como epítope T inmunodominante en bovinos.
Las células bovinas que responden a este péptido son células T CD4+ restringidas a MHC-II y secretoras de IL-2; por lo tanto esta región es definida como un epítope T colaborador.
Trabajos subsecuentes se basaron en la combinación de péptidos inmunogénicos que constituían epítopes B, con péptidos descriptos como epitopes T del VFA y eran también reconocidos por un número significativo de bovinos o porcinos.
Los péptidos dendrimericos (PD) han sido desarrollados como una estrategia para mimetizar la presentación antigénica y en su diseño se han incluido epitopes T y B. La mayoría de los PD descriptos se basan en la multimerización de epítopes peptídicos en forma dendrimérica (MAP, del inglés, multiple antigen peptide), consisten en la unión de estructuras ramificadas y la presencia de múltiples sitios inmunogénicos.
El grupo dirigido por la Dra. Blanco ha encontrado resultados interesantísimos: demostró que cerdos vacunados con un PD que contenía un epítope T inmunodominante en cerdo [residuos (21-35) de la NSP 3A] unida a cuatro copias de epítope B [residuos (136-154) de la VP1] presentaron una sólida protección frente al desafío viral.
Esta vacuna inducía altos niveles de anticuerpos neutralizantes, activación de células T, secreción de IFN-γ y potente respuesta de IgA tanto sistémico como en mucosas.
En nuestro laboratorio hemos logrado inducir protección en bovinos utilizando un PD similar al mencionado, pero con epítope T de bovino.

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