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SUSCRIBITEEl pasado 6 de agosto, Boehringer Ingelheim organizó un agasajo por el Día del Veterinario en sus instalaciones de Munro, Buenos Aires. Allí asistieron más de 50 profesionales, a quienes Rosario Ares -responsable de Marketing del laboratorio- puso al tanto de la actualidad de productos como el Metacam y la línea de biológicos Duramune, “tecnologías a las que sumarán novedades y lanzamientos específicos para el sector de pequeños animales”.
Más allá de esto, la disertación central estuvo a cargo del Dr. Marcelo Zysman, quien ofreció una interesante visión en torno al Bienestar Animal.
En un primer momento, el profesional detalló las cinco libertades básicas sobre las cuales existe consenso internacional: que los animales sean libres de hambre (bien alimentados) y de sed (agua apta para consumo); de incomodidad; libres para expresar un comportamiento normal como especie y libres de miedo y angustia. “También deben ser libres de dolores y enfermedades, aspecto en el que, como veterinarios, jugamos un rol exclusivo y clave”, resaltó Zysman.
Además, dejó en claro que “el manejo del dolor es un aporte de los profesionales para garantizar el bienestar animal; a la vez de marcar un hito trascendente como la única entidad nosológica pura que transversaliza a toda la profesión. Hay dolor en todas las especies”, sostuvo.
A lo largo de su participación, el experto también aclaró algunas situaciones en relación a la diferenciación entre dolores agudos y crónicos.
“Cuando hablamos del primero, nos referimos a una percepción que implica un daño real en los animales, el cual lleva a un individuo al rechazo y la evasión. Mientras que el dolor crónico es un síndrome que implica una mala adaptación absoluta por parte del organismo que lo padece”, explicó. Y agregó: “El éxito es la excepción, lo frecuente es que transitemos un devenir de fracaso tras fracaso. Por eso debemos aliarnos a las mejores herramientas que existan”.
Completando su exposición en torno al manejo de estas situaciones, Zysman explicó que “hablamos de un hallazgo clínico”, que surge del trabajo y las revisaciones que realizan los veterinarios.
En ese marco, detalló una serie de situaciones que podrían vincularse a la presencia de dolor en los animales.
En el caso de los perros, se remarcó la importancia de prestar especial atención sobre cuestiones ligadas con su temperamento y actitud, así como también a las expresiones faciales, cambios en la ingestión de sólidos y líquidos; trastornos en el sueño, anomalidades de movimiento y retraso de crecimiento.
“No solemos incorporar al dolor en el cachorro como referencia evaluativa del dolor crónico y eso es verdaderamente un error”, agregó.
Ya para el caso de los gatos, el profesional llamó a evaluar el dolor posquirúrgico, así como también las conductas exploradoras exageradas; el confinamiento de estos animales; la reducción o supresión del juego; la restricción del salto y las cuestiones articulares.
“Más del 90% de los gatos mayores de 9 años tienen enfermedad articular degenerativa”, subrayó el experto.
Por último, Marcelo Zysman graficó su visión en un ejemplo concreto: “Muchas veces vemos cómo a las clínicas entran animales politraumatizados y se los envía directamente a tomar una placa, cuando seguramente sería mejor ofrecerle un anestésico previamente”.